
Igual que ocurre en muchos lugares del mundo, el fervor religioso se hace notar en la comarca de la Vera al llegar la semana santa. Se puede decir que cada pueblo tiene su propia tradición, y en este artículo vamos a hablar de una de las más curiosas: los empalaos de Valverde de la Vera.
Cada jueves santo, en Valverde se celebra esta fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional hace más de 40 años.
Origen de la fiesta de los empalaos
Esta fiesta se remonta a la Edad Media, cuando un grupo denominado Hermanos de la Disciplina se extendió por varias localidades de la Vera. Este grupo pasaría a llamarse después la Cofradía de la Vera Cruz y Pasión de Cristo, del que se tienen documentos de mediados del siglo XVII.
Este grupo inició un rito que consistía en recorrer un Via Crucis ataviado de una forma especial a quienes habían hecho una promesa. Al principio se llamaron “Disciplinantes”, aunque poco a poco se les puso el nombre por el que se les conoce hoy en día.
Cómo se preparan
Uno de los momentos más delicados de la fiesta de los empalaos en Valverde de la Vera es la preparación, cuando se viste a quien va a salir la noche del jueves santo. Hay que empezar varias horas antes y hacerlo con mucho cuidado para que no se produzcan heridas durante el camino.
Primero se pone una prenda larga de color blanco por la cintura, que llega hasta los tobillos. Luego se cubre el tronco y los brazos con una cuerda, rodeando por completo estas partes del cuerpo, y después se pone un poste de madera en los brazos, formando una cruz. El atuendo se remata con una corona de espino y unas espadas en la espalda formando un aspa.
Un recorrido en silencio
El Via Crucis que realiza cada empalao se hace en completo silencio, descalzo y acompañado por alguien que les alumbra y está pendiente de ayudarles si se cayeran. Se hace un recorrido por las 14 estaciones, marcadas por una cruz frente a la que se arrodillan cuando pasan. También hay un momento curioso cuando dos empalaos se cruzan y se arrodillan uno frente al otro para mostrarse respeto mutuo.
El recorrido dura alrededor de 45 minutos, y a lo largo de la noche van saliendo los distintos penitentes que han hecho su promesa ante la Cofradía. Cuando cada empalao termina, vuelve a casa para que le retiren el atuendo, donde la familia lo espera para darle friegas en el cuerpo y activar su circulación.
Una tradición con museo propio
Al igual que sucede con los Escobazos de Jarandilla de la Vera, en la localidad de Valverde hay un museo dedicado a esta tradición. Está ubicado en una casa tradicional, reformada en 2003 para albergar la exposición.
En cada una de las estancias se muestran secretos y curiosidades de la fiesta de los empalaos, como su origen, las piezas que se emplean para vestir a cada penitente o el hecho de que durante años se hizo de forma clandestina debido a una prohibición.