
Si eres seguidor habitual de este blog, sabrás que Extremadura está repleta de historia y leyendas. Algunas de ellas te las hemos contado ya, como la figura de Viriato, la historia de Carlos V o la leyenda de la Serrana de la Vera.
Hoy queremos irnos un poco más allá de la Comarca de la Vera, bordeando el límite de Cáceres con Salamanca, se encuentra el embalse de Gabriel y Galán, responsable en parte de la historia de la localidad de la que vamos a hablar. Se trata de Granadilla, una ciudad fantasma que lucha contra el abandono, y que tiene algunos secretos que merecen la pena una visita.
Historia de Granadilla
¿Por qué es tan curiosa la historia de Granadilla, ciudad fantasma a la que los vecinos legítimos de la población apenas pueden entrar? Todo empezó a mediados del siglo pasado, cuando se proyectó la construcción del embalse.
En 1955 el Estado ordenó una expropiación de todo el territorio de Granadilla, incluida la población y sus construcciones, debido a que se declaró zona inundable.
La medida no estuvo exenta de polémica debido a lo lento de las indemnizaciones y un continuo descenso de la valoración de los terrenos. Los últimos habitantes se fueron en 1964, y durante el decreto hasta la desocupación, quienes seguían trabajando sus campos tuvieron que pagar una renta por cultivar el terreno.
Hay una frase muy famosa ligada a la historia de Granadilla. Se cuenta que el ingeniero en jefe de la CHT gritó: “¡No debe quedar ni una silla!”, aunque otros aseguran que fue la Guardia Civil la que dijo esto. En cualquier caso, la idea era que todo quedaría bajo las aguas del pantano, pero la población de Granadilla jamás se inundó, aunque todo a su alrededor sí quedó anegado, tanto los cultivos como el cementerio.
El resurgir de una ciudad fantasma
Granadilla se salvó, y en 1980 se la declaró Conjunto Histórico Artístico, dando paso a un proceso de recuperación para evitar su deterioro. Hoy se puede visitar de forma gratuita en horario de apertura, además de acoger estudiantes que experimentan la vida en el campo durante un par de semanas, viviendo en las casas y trabajando las tierras como se hacía a mediados del siglo pasado.
Algunos puntos que visitar en Granadilla son su recinto amurallado, la Plaza Mayor o el Castillo, que funciona como mirador desde el que disfrutar de unas magníficas vistas al embalse. También es interesante la fachada de la Casa de las Conchas, una antigua vivienda señorial de la que hoy solo queda este lienzo.
Granadilla también es un estupendo lugar para disfrutar de actividades como la observación de aves, gracias a formar parte del territorio del pantano.
En las cercanías de la población hay sitios como las ruinas de Cáparra, una ciudad romana que está media hora antes de llegar a Granadilla si te acercas desde nuestras casas rurales en Cáceres.
Esta es la curiosa historia de Granadilla, ciudad fantasma que sobrevivió a la llegada del pantano e incluso al olvido.